para escalarlo,
y no hay ramas bajas. Me subo a un árbol vecino y salto precariamente
al arce, casi perdiendo mi agarre sobre la corteza resbaladiza. Pero
consigo sujetarme y lentamente voy avanzando sobre una rama que cuelga
sobre el alambre de espino.
Al
mirar abajo, recuerdo por qué Gale y yo siempre esperábamos en los
bosques en vez de intentar saltar la valla. Si estás lo bastante alto
para evitar acabar frito significa que estás por lo menos a seis metros
de altura. Supongo que mi rama debe de estar a unos siete y medio. Esa
es una caída peligrosamente alta, incluso para alguien que ha tenido
años de práctica en árboles. Pero ¿qué otra opción tengo? Podría buscar
otra rama, pero ahora casi está oscuro. La nevada oscurecerá cualquier
rayo de luna. Aquí, por lo menos, puedo ver que tengo un banco de nieve
debajo para que amortigüe mi aterrizaje. Incluso si pudiera encontrar
otra, lo que es dudoso, ¿quién sabe a qué estaría saltando? Me coloco
la bolsa de caza vacía alrededor del cuello y desciendo lentamente
hasta que estoy colgando de los brazos. Por un momento, concentro mi
valor. Después suelto los dedos.
Está
la sensación de caer, después llego al suelo con un golpe que me recorre
toda la columna. Un segundo después, mi trasero golpea con fuerza
el suelo. Estoy tumbada sobre la nieve intentando evaluar los daños.
Sin ponerme de pie, puedo decir por el dolor en mi talón izquierdo y mi
rabadilla que estoy herida. La única pregunta es cuánto. Tengo la
esperanza de que sólo sean moratones, pero cuando me obligo a ponerme
en pie, sospecho que también me he roto algo. Sin embargo, puedo andar,
así que empiezo a moverme, intentando esconder mi cojera lo mejor
que puedo.
Mi
madre y Prim no pueden saber que estuve en el bosque. Necesito construir
algún tipo de coartada, sin importar qué débil. Algunas de las tiendas
de la plaza aún están abiertas, así que entro en una y compro tela
blanca para vendas. Compro una bolsa de dulces para Prim.
Me
meto una de las golosinas en la boca, sintiendo cómo el caramelo se
derrite en mi lengua, y me doy cuenta de que es lo primero que he comido
en todo el día. Tenía intención de comer en el lago, pero una vez vi la
condición de Twill y Bonnie, me pareció mal quitarles un sólo bocado.
Para
cuando llego a mi casa mi talón izquierdo no soporta peso en absoluto.
Decido decirle a mi madre que estaba intentando arreglar una gotera
en el tejado de nuestra vieja casa y resbalé. En cuanto a la comida
que falta, sólo hablaré con vaguedad sobre a quién se la repartí.
Me
arrastro por la puerta toda lista para derrumbarme rendida delante
del fuego. Pero en vez de eso, me espera otro shock.
Dos
agentes de la paz, un hombre y una mujer, están de pie en el umbral de
nuestra cocina.
La
mujer permanece impasible, pero capto un instante de sorpresa
en la cara del hombre. No soy esperada. Saben que estaba en el bosque
y que ahora debería estar atrapada allí.
Hola.
Digo con voz neutra.
Mi
madre aparece detrás de ellos, pero manteniendo la distancia.
Aquí
está, justo a tiempo para la cena. Dice un poco demasiado alegre.
Llego muy tarde para la cena.
Considero
sacarme las botas como haría normalmente pero dudo que lo consiga
sin mostrar mis lesiones. En vez de ello sólo me saco la cazadora húmeda
y me sacudo la nieve del pelo. ¿Puedo ayudarles en algo? Pregunto a
los agentes de la paz.
El
agente de la paz en jefe Thread nos envió con un mensaje para usted. Dice
la mujer.
Han
estado esperando durante horas. Añade mi madre.
Han
estado esperando a que no consiguiera volver. Para confirmar que
me electrocuté en la verja o que quedé atrapada en el bosque para poder
llevarse a mi familia para interrogarla.
Debe
de ser un mensaje importante. Digo. ¿Podemos preguntar dónde ha estado,
señorita Everdeen? Pregunta la mujer.
Más
fácil preguntar donde no he estado. Digo con un sonido de exasperación.
Cruzo hacia la cocina, obligándome a usar mi pie con normalidad aunque
cada paso es insoportable.
Paso
entre los agentes de la paz y llego sin problemas a la mesa. Dejo mi
bolsa en el suelo y me vuelvo hacia Prim, quien está muy tensa de pie
junto al hogar. Haymitch y Peeta también están allí, sentados en un
par de mecedoras a juego, jugando al ajedrez. ¿Están aquí de casualidad
o "invitados" por los agentes de la paz? De cualquier forma,
me alegro de verlos.
Así
que ¿dónde no has estado? Dice Haymitch con voz aburrida.
Bueno,
no he estado hablando con el Hombre de las Cabras sobre hacer que la
cabra de Prim quede embarazada, porque alguien me dio una información
totalmente errónea sobre dónde vive. Le digo con énfasis a Prim.
No,
no lo hice. Dice Prim. Te lo dije exactamente.
Dijiste
que vive junto a la entrada oeste de la mina.
La
entrada este. Me corrige Prim.
Dijiste
distintivamente oeste, porque entonces yo dije "¿Junto al montón
de escombros?" y tú dijiste "Sí".
El
montón de escombros junto a la entrada este. Dice Prim pacientemente.
No.
¿Cuándo dijiste eso? Exijo.
Anoche.
Mete Haymitch la cuchara.
Era
definitivamente la este. Añade Peeta. Mira a Haymitch y se ríen.
Fulmino a Peeta con la mirada mientras él trata de parecer contrito.
Lo siento, pero es lo que he dicho. No escuchas a la gente cuando te
habla.
Pero
la gente te dijo hoy que él no vivía allí y otra vez volviste a no escuchar.
Dice Haymitch.
Cállate,
Haymitch. Digo, indicando claramente que tiene razón.
Haymitch
y Peeta se echan a reír a carcajadas y Prim se permite una sonrisa.
Bien.
Que alguien más haga que esa estúpida cabra se quede preñada. Digo,
lo que hace que se rían más. Y pienso, Por eso han llegado tan lejos,
Haymitch y Peeta. Nada los echa atrás.
Miro
a los agentes de la paz. El hombre está sonriendo pero la mujer no está
convencida. ¿Qué hay en la bolsa? Pregunta de repente.
Oh,
bien. Dice mi madre examinando la tela. Nos estamos quedando sin vendas.
Peeta
viene a la mesa y abre la bolsa de golosinas.
Ooh,
caramelos. Dice, metiéndose uno en la boca.
Son
míos. Intento coger la bolsa. Se la lanza a Haymitch, quien se mete
un puñado de golosinas en la boca antes de pasarle la bolsa a Prim,
que está echando risitas. ¡Ninguno de vosotros se merece chucherías!
¿Qué, porque tenemos razón? Peeta envuelve los brazos a mi alrededor.
Suelto un gritito de dolor cuando mi rabadilla pone objeciones. Intento
convertirlo en un sonido de indignación, pero puedo ver en sus ojos
que sabe que estoy herida. Vale, Prim dijo oeste. Yo oí con claridad
oeste. Y somos todos idiotas. ¿Qué tal está eso?
Mejor.
Digo, y acepto su beso. Después miro a los agentes de la paz como si recordara
de repente que están allí. ¿Tienen un mensaje para mí?
Del
agente de la paz en jefe Thread. Dice la mujer. Quería que usted supiera
que la valla rodeando el Distrito Doce tendrá a partir de ahora
electricidad veinticuatro horas al día. ¿No la tenía ya? Pregunto,
un poco demasiado inocentemente.
Pensó
que estaría usted interesada en pasarle esta información a su primo.
Dice la mujer.
Gracias.
Se lo diré. Estoy convencida de que todos dormiremos algo mejor sabiendo
que la seguridad ha arreglado ese fallo. Estoy presionando las cosas,
lo sé, pero el comentario me da una sensación de satisfacción.
La
mandíbula de la mujer se tensa. Nada de esto ha salido como estaba
planeado, pero no tiene más órdenes. Asiente secamente en despedida
y se marcha, el hombre detrás de ella.
Cuando
mi madre ha cerrado la puerta detrás de ellos, me dejo caer contra
la mesa. ¿Qué pasa? Pregunta Peeta, sosteniéndome derecha.
Oh,
me golpeé el pie izquierdo. El talón. Y mi rabadilla también ha tenido
un mal día.
Me
ayuda a ir hasta una de las mecedoras y me apoyo sobre el cojín acolchado.
Mi
madre me saca las botas. ¿Qué pasó?
Resbalé
y caí. Digo. Cuatro pares de ojos me miran con incredulidad. Sobre
algo de hielo. Pero todos sabemos que la casa debe de estar llena de
micrófonos y no es seguro hablar abiertamente. No aquí, no ahora.
Habiéndome
sacado el calcetín, los dedos de mi madre palpan los huesos de mi talón
izquierdo y hago un gesto de dolor.
Debe
de haber una rotura. Dice. Comprueba el otro pie. Este parece estar
bien.
Juzga
que mi rabadilla debe de estar macerada.
Prim
es despachada para buscar mi pijama y albornoz. Cuando estoy mudada,
mi madre hace una capa de nieve para mi talón izquierdo y lo levanta
en un escabel. Como tres cuencos de estofado y media hogaza de pan
mientras los demás cenan en la mesa. Miro al fuego, pensando en Bonnie
y Twill, esperando que la pesada nieve húmeda haya borrado mis huellas.
Prim
viene y se sienta en el suelo junto a mí, apoyando la cabeza contra
mi rodilla.
Chupamos
caramelos mientras acaricio su suave pelo rubio detrás de la oreja.
¿Qué tal el colegio? Pregunto.
Bien.
Aprendimos sobre los derivados del carbón. Dice. Nos quedamos mirando
al fuego durante un rato. ¿Te vas a probar tus vestidos de novia?
No
esta noche. Probablemente mañana.
Espera
hasta que vuelva a casa, ¿vale?
Pues
claro. Si no me arrestan antes.
Mi
madre me sirve una taza de té de camomila con una dosis de jarabe para
dormir, y mis párpados empiezan a caer de inmediato. Envuelve mi
pie malo, y Peeta se presenta voluntario para llevarme a la cama. Empiezo
apoyándome en su hombro, pero me tambaleo tanto que al final se limita
a levantarme y me lleva arriba en brazos. Me somete y me desea buenas
noches pero yo cojo su mano y lo sostengo allí. Un efecto colateral
del jarabe para dormir es que hace que la gente esté menos inhibida,
como el licor blanco, y sé que tengo que controlar mi lengua. Pero no
quiero que se vaya. De hecho, quiero que se acueste conmigo, para estar
allí cuando las pesadillas lleguen esta noche. Por alguna razón
que no puedo acabar de formular, sé que no se me permite pedirle eso.
No
te vayas aún. No hasta que me duerma. Digo.
Peeta
se sienta en un lado de la cama, calentando mi mano en las dos suyas.
Casi
pensé que habías cambiado de idea hoy. Cuando llegaste tarde para cenar.
Estoy
confusa pero puedo adivinar a qué se refiere. Con la valla en funcionamiento
y yo apareciendo tarde y los agentes de la paz esperando, pensó que
me había escapado, tal vez con Gale.
No,
te lo habría dicho. Digo. Levanto su mano y apoyo mi mejilla contra
el dorso, absorbiendo el leve aroma a canela y pepinillos de los panes
que debe de haber horneado hoy.
Quiero
contarle lo de Twill y Bonnie y el levantamiento y la fantasía del
Distritro 13, pero no es seguro hacerlo y puedo sentir cómo me estoy
yendo, así que sólo digo una última frase.
Quédate
conmigo.
Mientras
los hilos del jarabe para dormir me arrastran hacia abajo, puedo oírle
susurrar una palabra en respuesta, pero no acabo de entenderla.
Mi
madre me deja dormir hasta mediodía, después me levanta para examinar
mi talón. Me ordena una semana de descanso en la cama y no objeto porque
me encuentro fatal. No sólo mi talón y mi rabadilla. Me duele todo
el cuerpo por el agotamiento. Así que dejo que mi madre me haga de médico
y me sirva el desayuno en la cama y ajuste otro edredón a mi alrededor.
Después me limito a quedarme allí tumbada, mirando por la ventana
al cielo de invierno, ponderando cómo demonios acabará todo esto.
Pienso un montón en Bonnie y Twill, y en la pila de blancos vestidos de
novia arriba, y en si Thread averiguará cómo volví y me arrestará.
Es gracioso, porque podría simplemente arrestarme, en cualquier
caso, basándose en crímenes pasados, pero tal vez tenga que tener algo
verdaderamente irrefutable para hacerlo, ahora que soy una vencedora.
Y me pregunto si el Presidente Snow estará en contacto con Thread.
Creo que es poco probable que nunca fuera consciente siquiera de la
existencia de Cray, pero ahora que soy semejante problema nacional,
¿estará instruyendo cuidadosamente a Thread sobre qué hacer? ¿O
está Thread actuando por cuenta propia? En cualquier caso, estoy
segura de que los dos coinciden en mantenerme atrapada aquí dentro
del distrito con esa valla. Incluso si pudiera averiguar una forma
para escapartal vez poner una cuerda en esa rama de arce y escalarya
no habría más escape con mi familia y amigos. En cualquier caso, le
dije a Gale que me quedaría para luchar.
Durante
los días siguientes, me sobresalto cada vez que llaman a la puerta.
Aunque no hay agentes de la paz que vengan a arrestarme, así que poco a
poco empiezo a relajarme. Estoy más segura cuando Peeta me dice
casualmente que la electricidad está desconectada en secciones
de la valla porque hay grupos asegurando la base de la verja al suelo.
Thread debe de creer que de alguna forma me metí por debajo de la cosa,
incluso con esa corriente mortal circulando por ella. Es un descanso
para el distrito, el tener a los agentes de la paz haciendo algo además
de abusar de la gente.
Peeta
se pasa cada día para traerme bollos de queso y empieza a ayudarme a
trabajar en el libro familiar. Es una cosa vieja, hecha de pergamino
y cuero. Algún herborista de la parte de mi madre lo empezó hace mucho
tiempo. El libro está compuesto de página tras página de dibujos
de tinta con descripciones de sus usos médicos. Mi padre añadió una
sección de plantas comestibles que fue mi guía para mantenernos con
vida después de su muerte.
Durante
mucho tiempo, he querido grabar mis propios conocimientos en él.
Cosas que aprendí por experiencia o por Gale, y después la información
que conseguí cuando me estaba entrenando para los Juegos. No lo hice
porque no soy ninguna artista y es crucial que los dibujos estén hechos
hasta el más mínimo detalle. Ahí es donde entra Peeta. Algunas de
las plantas ya las conoce, de otras tenemos muestras secas, y otras
las tengo que describir. Hace bocetos en pedazos de papel hasta que
estoy satisfecha de que están bien, después dejo que los dibuje en
el libro. Después de eso, escribo con cuidado todo lo que sé sobre la
planta.
Es
un trabajo silencioso y absorbente que me ayuda a mantener la mente
apartada de mis problemas. Me gusta mirar sus manos mientras trabaja,
haciendo que una página en blanco florezca con golpes de tinta, añadiendo
toques de color a nuestro libro previamente negro y amarillento.
Su cara toma una expresión especial cuando se concentra. Su expresión
habitualmente relajada es reemplazada por algo más intenso y lejano
que sugiere todo un mundo encerrado dentro de él. He visto fogonazos
de esto antes: en la arena, o cuando habla a una multitud, o aquella
vez que apartó de un manotazo las armas de los agentes de la paz que me
apuntaban en el Distrito 11. No sé exactamente qué pensar de ello.
También me vuelvo un poco obsesionada con sus pestañas, en las que
habitualmente no te fijas porque son tan rubias. Pero de cerca, a
la luz del sol que llega oblicua por la ventana, son de un claro color
dorado y tan largas que no sé cómo evitan enredarse todas cuando parpadea.
Una
tarde Peeta deja de sombrear un capullo y alza la vista tan de repente
que me sobresalto, como si me hubiera pillado espiándole, algo que
de una forma extraña tal vez estuviera haciendo. Pero sólo dice:
Sabes,
creo que esta es la primera vez que hemos hecho algo normal juntos.
Sí.
Estoy de acuerdo. Toda nuestra relación ha estado teñida por los
Juegos. La normalidad nunca fue parte de ella. Está bien para cambiar.
Cada
tarde me lleva abajo para un cambio de ambiente y molesto a todos encendiendo
la televisión. Normalmente sólo la vemos cuando es obligatorio,
porque la mezcla de propaganda y muestras del poder del Capitolioincluyendo
clips de setenta y cuatro años de Juegos del hambreson odiosos. Pero
ahora estoy buscando algo en especial. Ese sinsajo sobre el que Bonnie
y Twill están basando sus esperanzas. Sé que probablemente sólo es
tontería, pero si lo es, quiero descartarlo. Y borrar la idea de un
Distrito 13 activo de mi mente de una vez por todas.
La
primera vez que lo veo es en unas noticias referidas a los Días Oscuros.
Veo los restos humeantes del Edificio de Justicia en el Distrito 13
y apenas si capto el ala blanca y negra de un sinsajo cuando vuela por
la esquina superior derecha. En realidad eso no prueba nada. Sólo
es una imagen vieja usada para contar un cuento viejo.
Sin
embargo, varios días después, algo más capta mi atención. El presentador
principal está leyendo un fragmento sobre un recorte de grafito
afectando a la manufactura de objetos en el Distrito 13. Cortan a lo
que se supone que son secuencias en directo de una reportera, encajada
en un traje de protección, de pie ante las ruinas humeantes del Edificio
de Justicia en el 13. A través de su máscara, informa que desafortunadamente
un estudio acaba de determinar hoy que las minas en el Distrito 13 todavía
son demasiado tóxicas para aproximarse a ellas. Fin de la historia.
Pero justo antes de que corten de vuelta al presentador principal,
veo la imagen inconfundible de la misma ala de sinsajo.
La
reportera ha sido simplemente incorporada dentro de las viejas
secuencias. No está en el Distrito 13 en absoluto. Lo que plantea
la pregunta, ¿Qué está allí?
Quedarme
tranquila en cama es más duro después de eso. Quiero estar haciendo
algo, averiguando más acerca del Distrito 13 o ayudando a la causa
de traer abajo al Capitolio. En vez de eso me quedo sentada empachándome
de bollos de queso y mirando dibujar a Peeta.
Haymitch
se pasa ocasionalmente para traerme noticias de la ciudad, que siempre
son malas.
Más
gente siendo castigada o cayendo por el hambre.
El
invierno ha empezado a retroceder para cuando mi pie es declarado
útil. Mi madre me da ejercicios para hacer y me deja andar sola un poco.
Me voy a dormir una noche, decidida a ir a la ciudad a la mañana siguiente,
pero me despierto para encontrar a Venia, Octavia y Flavius sonriéndome
de oreja a oreja. ¡Sorpresa! Chillan. ¡Llegamos pronto!
Después
de recibir ese latigazo en la cara, HJaymitch retrasó su visita varios
meses para que pudiera curarme. No los estaba esperando hasta dentro
de otras tres semanas. Pero intento aparentar estar deleitada de
que mi sesión de fotos nupciales haya llegado por fin. Mi madre colgó
todos los vestidos, así que están listos, pero para ser sinceros, no
me probé ninguno.
Después
de los histrionismos habituales sobre el deteriorado estado de mi
belleza, se ponen directos al trabajo. La mayor preocupación es mi
cara, aunque creo que mi madre hizo un trabajo bastante destacable
curándola. Sólo hay una línea rosa pálido a través de mi mejilla.
El latigazo no es de conocimiento público, así que les digo que resbalé
sobre hielo y me corté. Y después me doy cuenta de que es la misma excusa
que utilicé para mi pie, lo que va a hacer que andar con tacones altos
sea un problema. Pero Flavius, Octavia y Venia no son de los que sospechan,
así que en eso estoy a salvo.
Ya
que sólo tengo que estar sin pelos durante unas pocas horas en vez de
varias semanas, me afeitan en vez de hacerme la cera. Todavía tengo
que empaparme en una bañera de algo, pero no es asqueroso, y estamos
con mi pelo y maquillaje antes de que me dé cuenta. El equipo, como
siempre, está rebosante de noticias, de las que habitualmente intento
por todos los medios desconectar. Pero entonces Octavia hace un comentario
que capta mi atención. No es más que una observación pasajera, en realidad,
sobre cómo no pudo conseguir langostinos para una fiesta, pero me
inquieta. ¿Por qué no pudiste conseguir langostinos? ¿Están fuera
de temporada? Pregunto. ¡Oh, Katniss, no hemos podido conseguir nada
de pescado durante semanas! Dice Octavia. Ya sabes, porque el tiempo
ha sido tan malo en el Distrito Cuatro.
Gracias desde el 2022 al 2012! 10 años ☺️
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