miércoles, 18 de marzo de 2015

15 de Febrero de 1992

Querido amigo:

No me siento muy bien porque todo se ha
complicado. Fui al baile y le dije a Mary
Elizabeth lo bonito que era su conjunto. Y le
hice preguntas, y le dejé hablar todo el tiempo.
Aprendí mucho sobre «deshumanización», los
indios americanos y la burguesía.
Pero principalmente, aprendí sobre Mary
Elizabeth.
Mary Elizabeth quiere ir a Berkeley y
hacer dos licenciaturas. Una en Ciencias
Políticas. La otra en Sociología, con una
especialización secundaria en Estudios de la
Mujer. Mary Elizabeth odia el instituto y quiere
explorar las relaciones lésbicas. Le pregunté si
le parecían guapas las chicas y ella me miró
como si fuera estúpido y dijo:
—No se trata de eso.
La película favorita de Mary Elizabeth es
Rojos. Su libro favorito es la autobiografía de
una mujer que era un personaje de Rojos. No
me acuerdo de su nombre. El color favorito de
Mary Elizabeth es el verde. Su estación favorita
es la primavera. Su helado favorito (dice que se
niega por principios a tomar yogur helado
descremado) es el de cereza de Ben amp;Jerry’s,
el Cherry Garcia. Su comida favorita es la pizza
(mitad de champiñones, mitad de pimientos
verdes). Mary Elizabeth es vegetariana y odia a
sus padres. También habla español con soltura.
Lo único que ella me preguntó en toda la
noche fue si quería o no darle un beso de
buenas noches. Cuando respondí que no estaba
preparado, dijo que lo comprendía y que se lo
había pasado genial. Dijo que era el chico más
sensible que había conocido, lo que no entendí
porque en realidad lo único que había hecho
había sido no interrumpirla.
Entonces, me preguntó si quería volver a
salir con ella en algún momento, cosa de la que
Sam y yo no habíamos hablado, así que no
estaba preparado para responderle. Dije que sí
porque no quería hacer nada incorrecto, pero no
creo que pueda imaginar preguntas para otra
noche entera. No sé qué hacer. ¿Cuántas citas
puedes llegar a tener sin sentir que estás
preparado para besar? No creo que nunca esté
preparado para Mary Elizabeth. Tendré que
preguntarle a Sam sobre esto.
Por cierto, Sam llevó a Patrick al baile
después de que Craig dijera que estaba
demasiado ocupado. Supongo que tuvieron una
buena pelea al respecto. Por fin, Craig dijo que
no quería ir a un estúpido baile de instituto,
ahora que ya se había graduado. En cierto
momento del baile, Patrick fue al aparcamiento
para fumar marihuana con su orientador
académico, y Mary Elizabeth estaba pidiéndole
al DJ que pusiera ciertas bandas femeninas de
música, con lo que Sam y yo nos quedamos
solos. —¿Te lo estás pasando bien?
Sam no respondió inmediatamente. Parecía
triste. —La verdad es que no. ¿Y tú?
—No lo sé. Es mi primera cita, así que no sé
con qué compararla.
—No te preocupes. Lo vas a hacer muy
bien.
—¿En serio?
—¿Quieres un poco de ponche?
—Sí, claro.
Después de eso, Sam se fue. Parecía
bastante triste, y deseé poder hacerle sentir
mejor, pero a veces supongo que simplemente
no puedes. Así que me quedé solo junto a la
pared y contemplé el baile durante un rato. Te
lo describiría, pero creo que es el tipo de cosa en
la que tienes que estar presente o por lo menos
conocer a la gente. Aunque por otro lado, quizá
tú conocías a la misma gente cuando ibas a tus
bailes de instituto, ¿sabes a qué me refiero, no?
Lo único distinto de este baile en particular
fue mi hermana. Estaba con su novio. Y,
mientras ponían una canción lenta, me pareció
que tenían una enorme pelea porque él dejó de
mirarla y ella salió precipitadamente de la pista
de baile hacia los baños. Intenté seguirla, pero
me llevaba demasiada ventaja. Ya no volvió al
baile, y su novio finalmente se fue.
Después de que Mary Elizabeth me dejara
en casa, entré y encontré a mi hermana
llorando en el sótano. Era un llanto diferente.
Me asustó un poco. Le hablé en voz muy baja y
lentamente.
—¿Estás bien?
—Déjame en paz, Charlie.
—No, en serio, ¿qué te pasa?
—No lo comprenderías.
—Podría intentarlo.
—Eso sí que es gracioso. Muy gracioso.
—¿Quieres que despierte a mamá y papá
entonces?
—No.
—Pues a lo mejor ellos podrían...
—¡CHARLIE! ¡CÁLLATE! ¡¿VALE?! ¡SOLO
CÁLLATE!
Entonces fue cuando de verdad empezó a
llorar. Yo no quería hacer que se sintiera peor,
así que me di la vuelta para dejarla sola. Y
entonces mi hermana empezó a abrazarme. No
dijo nada. Solo me abrazó con fuerza, sin
soltarme. Así que le devolví el abrazo. Era raro,
además, porque nunca abrazo a mi hermana.
Salvo cuando la obligan a hacerlo, al menos.
Después de un rato, se calmó un poco y me
soltó. Tomó aire profundamente y se sacudió el
pelo, que se le había quedado pegado a la cara.
Entonces fue cuando me dijo que estaba
embarazada.
Te contaría el resto de la noche, pero
sinceramente no recuerdo demasiado. Todo es
confuso y muy triste. Lo que sí sé es que su
novio le había dicho que el bebé no era suyo,
pero mi hermana sabía que sí. Y sé que él
rompió con ella allí mismo en el baile. Mi
hermana no se lo había contado a nadie porque
no quería que corriera la noticia. Los únicos que
lo sabíamos éramos ella, él y yo. Me ha
prohibido que se lo cuente a nadie conocido. A
nadie. Nunca.
Le dije que al cabo de un tiempo
probablemente no podría esconderlo, pero
repuso que no dejaría que llegara tan lejos.
Ahora que tiene dieciocho años no necesita el
permiso de mis padres. Solo que alguien
estuviera a su lado el sábado siguiente en la
clínica. Y esa persona iba a ser yo.
—Qué suerte que ya tengo carné de
conducir —dije para hacerle reír.
Pero no se rio.

Con mucho cariño,
Charlie.

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