miércoles, 18 de marzo de 2015

25 de Enero de 1992

Querido amigo:

¡Me siento genial! Lo digo en serio. Tengo que
acordarme de esto la próxima vez que tenga
una semana horrible. ¿Alguna vez te ha
pasado? Que te sientes fatal, y después se te
pasa, y no sabes por qué. Intento recordarme a
mí mismo cuando me siento así de bien que
llegará algún día otra semana horrible, así que
debería almacenar el mayor número posible de
detalles buenos para, durante la próxima
semana horrible, poder recordarlos y creer que
me volveré a sentir bien de nuevo. No funciona
demasiado, pero me parece importante
intentarlo.
Mi psiquiatra es un hombre muy
agradable. Es mucho mejor que mi anterior
psiquiatra. Hablamos de las cosas que siento y
pienso y recuerdo. Como cuando era pequeño y
una vez me eché a andar por la calle en mi
barrio. Estaba desnudo, y llevaba un paraguas,
aunque no estaba lloviendo. Y me puse muy
contento porque aquello hizo sonreír a mi
madre. Y ella rara vez sonreía. Así que sacó
una foto. Y los vecinos se quejaron.
En otra ocasión, vi el tráiler de una película
sobre un hombre acusado de asesinato, pero él
no había cometido el crimen. El actor de la
película era uno de los que salía en M.A.S.H.
Probablemente por eso lo recuerdo. El tráiler
decía que toda la película trataba de él
intentando demostrar que era inocente y de
cómo podía ir a la cárcel de todas formas.
Aquello me asustó un montón. Me asustó lo
mucho que me asustó. Que te castiguen por
algo que no hiciste. O ser una víctima inocente.
Es algo que no quiero experimentar nunca.
No sé si es importante que te cuente todo
esto, pero, en su momento, me pareció que era
dar «un paso adelante».
Lo mejor de mi psiquiatra es que tiene
revistas de música en su sala de espera. Leí un
artículo sobre Nirvana en una visita, y no hacía
referencia a la salsa de miel y mostaza ni a la
lechuga. Sin embargo, hablaban de los
problemas de estómago del cantante todo el
rato. Era extraño.
Como te conté, a Sam y Patrick les encanta
su gran hit, así que pensé en leerlo para tener
algo de qué hablar con ellos. Al final, la revista
lo comparaba con John Lennon, de los Beatles.
Se lo conté a Sam más tarde y se enfadó mucho.
Dijo que si tenía que parecerse a alguien, sería
a Jim Morrison, pero que él no se parecía a
nadie más que a sí mismo. Estábamos todos en
el Big Boy después del Rocky Horror, y empezó
una gran discusión.
Craig dijo que el problema es que todo el
mundo siempre compara a todos con todos, y
que eso le quita mérito a la gente, como ocurre
en sus clases de fotografía.
Bob dijo que todo era porque nuestros
padres no quieren abandonar su juventud, y se
mueren de rabia cuando no pueden
identificarse con algo.
Patrick dijo que el problema era que, como
todo ya está hecho, es difícil abrir brecha. Nadie
puede ser tan grande como los Beatles porque
los Beatles ya le dieron un «contexto». La razón
por la que fueron tan grandes es que no
tuvieron a nadie con quien compararse, así que
no había límites.
Sam añadió que si hoy en día una banda o
alguien se comparaba con los Beatles después
del segundo álbum, habría perdido su propia
voz a partir de ese momento.
—¿Tú qué crees, Charlie?
No podía recordar dónde lo había oído o
leído. Dije que quizá fuera de A este lado del
paraíso, de F. Scott Fitzgerald. Hay un
momento cerca del final del libro en el que al
chico principal lo recoge en su coche un señor
mayor que él. Ambos van juntos a un partido de
fútbol de la Ivy League de antiguos alumnos, y
tienen ese mismo debate. El señor mayor es
conservador. El chico está «hastiado».
Bueno, el caso es que tienen esta discusión,
y el chico es un idealista, al menos
temporalmente. Dice que pertenece a una
«generación inquieta» y cosas así. Y dice algo
parecido a: «Este no es tiempo de héroes porque
nadie lo permitirá». El libro sucede en los años
veinte, lo que me pareció genial porque pensé
que era el mismo tipo de conversación que podía
darse en el Big Boy. Probablemente ya surgió
con nuestros padres y abuelos. Probablemente
estaba ocurriendo entre nosotros ahora.
Así que dije que pensaba que la revista
estaba intentando convertirlo en un héroe, pero
que después alguien podría sacar a la luz algo
que le hiciera parecer menos que una persona.
Y no entendía la razón, porque para mí Kurt
Cobain es solo un tío que escribe canciones que
le gustan a un montón de gente, y me parecía
que eso era suficiente para los implicados.
Quizá me equivoque, pero todos en la mesa
empezaron a hablar de ello.
Sam le echaba la culpa a la televisión.
Patrick al gobierno. Craig culpaba a los «medios
corporativos». Bob estaba en el baño.
No sé lo que pasó, y sé que en el fondo no
llegamos a nada, pero fue genial estar allí
sentado y hablar sobre el lugar que ocupamos
en el mundo. Fue como cuando Bill me dijo que
me «implicara». Fui al baile de antiguos
alumnos como te conté antes, pero esto era
mucho más divertido. Y era divertido sobre todo
pensar que había gente por todo el mundo que
estaba teniendo conversaciones similares a su
equivalente del Big Boy.
Se lo habría dicho al resto de la mesa, pero
estaban divirtiéndose mucho siendo cínicos, y
no quise estropeárselo. Así que me recliné un
poco hacia atrás y contemplé a Sam, que estaba
sentada junto a Craig, e intenté que eso no me
deprimiera demasiado. Debo decir que sin
mucho éxito. Pero en cierto momento, Craig
estaba hablando de algo, y Sam se volvió hacia
mí y sonrió. Era una sonrisa de película a
cámara lenta, y entonces todo se arregló.
Le conté esto a mi psiquiatra, pero dijo que
era demasiado pronto para sacar conclusiones.
No sé. Simplemente he tenido un día
genial. Espero que tú también.

Con mucho cariño,
Charlie.

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