jueves, 19 de marzo de 2015

2 de Mayo de 1992

Querido amigo:

Hace unos días fui a ver a Bob para comprar
más hierba. Quizá debería decir que siempre se
me olvida que Bob no va al instituto con
nosotros. Probablemente porque ve más
televisión que nadie que conozca, y sabe
cantidad de anécdotas triviales. Deberías verlo
hablar de Mary Tyler Moore. Es bastante
escalofriante.
Bob tiene una forma de vivir muy
particular. Dice que se ducha un día sí y otro
no. Pesa su «mercancía» todos los días. Dice que
cuando estás fumando un cigarrillo con alguien,
y tienes un mechero, deberías encender primero
el cigarrillo del otro. Pero si tienes cerillas,
deberías encender primero tu cigarrillo, para
respirar el «azufre perjudicial» en su lugar. Dice
que eso es lo educado. También dice que da
mala suerte encender «tres con una cerilla». Lo
oyó de su tío el que luchó en Vietnam. Porque
fumar tres cigarrillos era el tiempo que hacía
falta para que el enemigo te localizara.
Bob dice que cuando estás solo y enciendes
un cigarrillo y el cigarrillo solo se te enciende a
medias, significa que alguien está pensando en
ti. También dice que cuando encuentras un
penique, solo es «de la suerte» si está de cara.
Dice que lo mejor es encontrar un penique de la
suerte cuando estás con alguien y regalarle a la
otra persona la buena suerte. Cree en el karma.
También le encanta jugar a las cartas.
Bob va a tiempo parcial al centro local de
formación profesional. Quiere ser cocinero. Es
hijo único, y sus padres nunca están en casa.
Dice que solía fastidiarle mucho cuando era más
pequeño, pero ya no tanto.
Lo que pasa con Bob es que cuando lo
conoces por primera vez es muy interesante
porque sabe normas sobre cigarrillos y peniques
y Mary Tyler Moore. Pero al cabo de un tiempo
de conocerlo, empieza a repetirse. Durante las
últimas semanas, no ha dicho nada que no le
haya oído ya antes. Por eso fue tan impactante
cuando me contó lo que había pasado.
Básicamente, el padre de Brad pilló a Brad
y a Patrick juntos.
Supongo que el padre de Brad no sabía lo
de su hijo porque, cuando los pilló, empezó a
pegar a Brad. No en plan cachetada. En plan
cinturón. En plan de verdad. Patrick se lo dijo a
Sam, quien se lo dijo a Bob, que nunca había
visto nada parecido. Así de terrible parece que
fue. Quería decirle: «Para» y: «Lo vas a matar».
Incluso quería sujetar al padre de Brad. Pero se
quedó congelado. Y Brad no paraba de decirle a
Patrick: «¡Sal de aquí!». Y al final, Patrick lo
hizo.
Eso fue la semana pasada. Y Brad todavía
no ha vuelto al instituto. Todo el mundo piensa
que podrían haberlo enviado a una escuela
militar o algo así. Nadie sabe nada seguro.
Patrick intentó llamarlo una vez, pero cuando
respondió el padre de Brad, colgó.
Bob dice que Patrick está «bajo de moral».
No te imaginas la pena que me dio cuando me
lo dijo, porque quería llamar a Patrick y ser su
amigo y ayudarlo. Pero no sabía si debía
llamarlo por lo que había dicho de esperar hasta
que las cosas se calmaran. El caso es que no
podía pensar en otra cosa.
Así que el viernes fui a The Rocky Horror
Picture Show. Esperé hasta que la obra hubo
empezado antes de entrar en el teatro. No
quería arruinarles el espectáculo a todos. Solo
quería ver a Patrick hacer de Frank’N Furter
como siempre, porque sabía que, si lo veía,
sabría que se iba a recuperar. Igual que mi
hermana cuando se enfadó conmigo por fumar
cigarrillos.
Me senté en la última fila y me quedé
mirando el escenario. Faltaba todavía un par de
escenas antes de que Frank’N Furter saliera.
Entonces fue cuando vi a Sam haciendo de
Janet. Y la eché muchísimo de menos. Y
lamenté tanto haber estropeado las cosas...
Especialmente cuando vi a Mary Elizabeth
interpretando a Magenta. Todo era muy duro
de contemplar. Pero entonces Patrick por fin
salió a escena como Frank’N Furter y estuvo
genial. De hecho, estuvo mejor que nunca en
muchos sentidos. Fue tan bueno ver a todos mis
amigos... Me marché antes de que acabara la
obra. Conduje a casa escuchando algunas de las
canciones que escuchábamos aquellos días en
los que éramos infinitos. Y fingí que estaban en
el coche conmigo. Incluso hablé en voz alta. Le
conté a Patrick que me parecía que había
estado genial. Le pregunté a Sam por Craig. Le
dije a Mary Elizabeth que lo sentía mucho y lo
que me gustaba el libro de E. E. Cummings y
que quería hacerle algunas preguntas sobre él.
Pero entonces paré porque me había empezado
a poner demasiado triste. Y también pensé que
si alguien me viera hablando en voz alta
estando solo en el coche, sus miradas podrían
convencerme de que puede que lo que me pasa
sea incluso peor de lo que creo.
Cuando llegué a casa, mi hermana estaba
viendo una película con su nuevo novio. No hay
mucho que contar, aparte de que se llama Erik,
tiene el pelo corto y está en tercer curso de
instituto. Erik había alquilado la película.
Después de estrecharle la mano, les pregunté
por la película, porque no me sonaba de nada
salvo por un actor que salía en un programa de
televisión, y no me acordaba de su nombre.
Mi hermana dijo:
—Es bastante tonta. No te gustaría.
Yo dije:
—¿De qué trata?
Ella dijo:
—Venga, Charlie. Ya casi ha terminado.
Yo dije:
—¿Os parecería bien si me quedara a ver el
final? Ella dijo:
—Puedes verla entera cuando hayamos
terminado.
Yo dije:
—Bueno, ¿y si veo el final con vosotros y
después la rebobino y veo hasta donde empecé a
verla con vosotros?
Entonces fue cuando ella paró la película:
—¿No pillas las indirectas?
—Supongo que no.
—Queremos estar solos, Charlie.
—Ah. Lo siento.
Si te digo la verdad, sabía que mi hermana
quería estar a solas con Erik, pero me moría de
ganas de tener compañía. Sin embargo, sabía
que no era justo arruinarle la noche solo porque
echaba de menos a todo el mundo, así que le di
las buenas noches y me fui.
Subí a mi habitación y empecé a leer el
nuevo libro que me había dado Bill. Se llama El
extranjero. Bill dijo que es «muy fácil de leer,
pero muy difícil de “leer bien”». No tengo ni idea
de lo que quería decir, pero por ahora me está
gustando el libro.

Con mucho cariño,
Charlie.

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