jueves, 19 de marzo de 2015

8 de Mayo de 1992

Querido amigo:

Es raro cómo las cosas pueden volver a cambiar
tan repentinamente como lo hicieron en un
principio. Algo sucede y de pronto todo vuelve a
la normalidad.
El lunes Brad volvió al instituto.
Parecía muy cambiado. No porque tuviera
cardenales ni nada. De hecho, tenía la cara
bien. Pero antes, Brad era un tío que siempre
iba por el pasillo con energía. La verdad es que
no puedo describirlo de otra manera. Algunas
personas caminan cabizbajas por alguna razón.
No les gusta mirar a los ojos a los demás. Brad
nunca fue así. Pero ahora lo es. Sobre todo con
Patrick.
Los vi hablando en voz baja en el pasillo.
Yo estaba demasiado lejos para oír lo que
decían, pero se notaba que Brad estaba
ignorando a Patrick. Y cuando Patrick empezó a
enfadarse, Brad simplemente cerró su taquilla y
se alejó. No es que fuera muy extraño, porque
Brad y Patrick nunca hablaban en el instituto
ya que Brad quería mantener las cosas en
secreto. Lo extraño fue que Patrick se hubiera
acercado primero a Brad. Así que supuse que ya
no se encontraban en los campos de golf. Y que
ni siquiera hablaban por teléfono.
Después, esa tarde, estaba fuera
fumándome un cigarrillo a solas, y vi a Patrick
también fumándose un cigarrillo a solas. No
estaba tan cerca como para saludarlo y no quise
interferir en su tiempo libre, así que no me
acerqué a él. Pero Patrick estaba llorando.
Estaba llorando desconsoladamente. Después de
aquello, cada vez que lo he visto por alguna
parte, no parecía estar allí. Era como si
estuviese en otro lugar. Y creo que lo supe
porque así es como la gente decía que estaba yo.
Quizá todavía lo diga. No estoy seguro.
El jueves ocurrió algo realmente horrible.
Estaba sentado solo en la cafetería
comiéndome un filete ruso, cuando vi que
Patrick se acercaba a Brad, que estaba sentado
con sus amigotes del equipo de fútbol, y vi que
Brad pasaba de él como había hecho en la
taquilla. Y vi que Patrick se estaba alterando,
pero Brad seguía pasando de él. Entonces, vi
cómo Patrick decía algo y parecía muy enfadado
mientras se daba la vuelta para alejarse. Brad
se quedó quieto en el sitio durante un segundo
y después se giró. Entonces lo oí. Fue lo
bastante alto para que algunas mesas lo
oyeran. Lo que Brad le gritó a Patrick fue:
—¡Maricón!
Los colegas del equipo de Brad empezaron
a reírse. Algunas mesas se quedaron en silencio
mientras Patrick se daba la vuelta. Estaba
fuera de sí. No estoy bromeando. Volvió como
una furia a la mesa de Brad y dijo:
—¿Qué me has llamado?
Dios mío, estaba furioso. Yo nunca había
visto a Patrick así.
Brad se quedó callado durante un segundo,
pero sus colegas lo azuzaron dándole
empujoncitos en los hombros. Brad levantó la
mirada hacia Patrick y dijo en voz más baja y
con mayor crueldad que antes:
—Te he llamado maricón.
Los colegas de Brad se echaron a reír
todavía más fuerte. Bueno, hasta que Patrick
lanzó el primer puñetazo. Es algo sobrecogedor
cuando de golpe se hace el silencio en toda una
sala, y entonces empieza el ruido de verdad.
La pelea fue dura. Mucho más dura que la
que tuve con Sean el año pasado. No fue juego
limpio a base de puñetazos ni como se ve en las
películas. Solo luchaban y se golpeaban. Y el
que fuera más agresivo o estuviera más
enfadado daba la mayoría de los golpes. En
cierto punto, la pelea iba bastante igualada
hasta que los colegas de Brad se metieron y se
convirtió en un cinco a uno.
Ahí fue cuando me metí yo. No podía ver
cómo hacían daño a Patrick, aunque las cosas
no se hubieran calmado todavía.
Creo que cualquiera que me conozca se
podría haber asustado o desconcertado. Excepto
tal vez mi hermano. Él me enseñó qué hacer en
estas situaciones. No quiero entrar en detalles,
solo diré que, cuando acabó, Brad y sus dos
colegas dejaron de pelear y se me quedaron
mirando. Sus otros dos amigos estaban
tumbados en el suelo. Uno se apretaba la rodilla
que yo le había roto con una de esas sillas de
metal de la cafetería. El otro se tapaba la cara.
Fui un poco a por sus ojos, pero no con mucha
saña. No quería que fuera muy grave.
Bajé la vista al suelo y vi a Patrick. Tenía
la cara bastante mal y estaba llorando mucho.
Lo ayudé a ponerse de pie y después miré a
Brad. No creo ni que hubiéramos cruzado dos
palabras hasta entonces, pero supongo que
aquel era el momento de empezar. Solo dije:
—Si alguna vez lo vuelves a hacer, se lo
contaré a todos. Y si no es suficiente, te dejaré
ciego.Señalé a su amigo, el que se estaba
tapando la cara, y supe que Brad me había oído
y que sabía que lo decía en serio. Sin embargo,
no repuso nada porque los guardias de
seguridad de nuestro instituto vinieron a
sacarnos a todos de la cafetería. Nos llevaron
primero a la enfermería, y después a ver al
director Small. Patrick fue quien empezó la
pelea, así que lo expulsaron durante una
semana. A los amigotes de Brad los expulsaron
tres días a cada uno por atacar en grupo a
Patrick después de irrumpir en la pelea inicial.
A Brad no lo expulsaron porque había actuado
en defensa propia. A mí tampoco, ya que
solamente había intentado defender a un amigo
al que atacaban cinco contra uno.
Brad y yo tuvimos un mes de castigo,
empezando ese mismo día.
Durante las horas de castigo, el profesor
Harris no nos puso ninguna norma. Nos dejaba
leer o hacer los ejercicios para casa o hablar. No
era realmente un castigo, a no ser que te gusten
los programas que echan en televisión justo
después de clase o estés muy preocupado por tu
expediente. Me pregunto si es todo una
mentira. El expediente, quiero decir.
En aquel primer día de castigo, Brad vino a
sentarse a mi lado. Parecía muy triste. Creo que
se había dado cuenta de lo ocurrido al salir del
aturdimiento de la pelea.
—¿Charlie?
—¿Sí?
—Gracias. Gracias por pararlos.
—De nada.
Y eso fue todo. No le he vuelto a decir nada
desde entonces. Y hoy él no se ha sentado a mi
lado. Al principio, cuando lo dijo, me quedé algo
desorientado. Pero creo que ya lo he pillado.
Porque yo no querría que un puñado de amigos
míos le dieran una paliza a Sam, ni aunque me
hubieran prohibido que me siguiera gustando.
Cuando salí del aula de castigo ese día,
Sam me estaba esperando. En cuanto la vi,
sonrió. Yo estaba atontado. No podía creer que
ella estuviera allí de verdad. Entonces, vi que se
giraba y le lanzaba a Brad una mirada llena de
frialdad.
Brad dijo:
—Dile que lo siento.
Sam repuso:
—Díselo tú mismo.
Brad apartó la vista y se fue andando hacia
su coche. Entonces Sam se acercó a mí y me
revolvió el pelo.
—Bueno, he oído que eres una especie de
ninja.
Creo que asentí.
Sam me condujo a casa en su camioneta.
De camino, me contó que estaba muy enfadada
conmigo por hacerle lo que le hice a Mary
Elizabeth. Me contó que Mary Elizabeth es
amiga suya desde hace mucho tiempo. Hasta
me recordó que Mary Elizabeth estuvo a su lado
cuando pasó aquella época tan dura de la que
me habló cuando me regaló la máquina de
escribir. No quiero repetir lo que fue.
En fin, dijo que cuando la besé a ella en
vez de a Mary Elizabeth, estropeé su amistad
durante un tiempo. Porque supongo que yo le
gustaba un montón a Mary Elizabeth. Me dio
pena, porque no tenía ni idea de que yo le
gustara tanto. Pensaba que solo quería
descubrirme todas aquellas cosas geniales.
Entonces fue cuando Sam dijo:
—Charlie, a veces eres muy tonto. ¿Lo
sabes? —Sí. La verdad es que sí. Lo sé. En serio.
Después dijo que Mary Elizabeth y ella ya
lo habían superado, y me agradeció que
hubiera seguido el consejo de Patrick y que me
hubiera mantenido alejado durante este tiempo,
porque había facilitado las cosas. Así que luego
dije:
—Entonces, ¿podemos volver a ser amigos?
—Claro —fue lo único que respondió.
—¿Y de Patrick?
—Y de Patrick.
—¿Y del resto de la gente?
—Y del resto de la gente.
Fue entonces cuando me eché a llorar. Pero
Sam me dijo que parara.
—¿Te acuerdas de lo que le dije a Brad?
—Sí. Le dijiste que tenía que ser él quien se
disculpara con Patrick.
—Eso también va por Mary Elizabeth.
—Lo intenté, pero me dijo...
—Lo sé. Te estoy diciendo que lo vuelvas a
intentar.
—Vale.
Sam me dejó en casa. Cuando estuvo tan
lejos como para no verme, me eché a llorar otra
vez. Porque volvía a ser mi amiga. Y eso me
bastaba. Así que me prometí a mí mismo que no
volvería a liar las cosas. Y no lo volveré a hacer.
Eso te lo aseguro.
Cuando esta noche fui a The Rocky Horror
Picture Show, fue muy tenso. No por Mary
Elizabeth. Por esa parte estuvo bien. Le dije
que lo sentía, y luego le pregunté si había algo
que quisiera decirme. Y, como siempre, le hice
una pregunta y conseguí una larguísima
respuesta. Cuando terminé de escuchar (la
escuché de verdad), le volví a decir que lo
sentía. Entonces me dio las gracias por no
quitarle importancia a lo que hice ofreciéndole
un montón de excusas. Y las cosas volvieron a
la normalidad, salvo porque quedamos solo
como amigos.
Si te soy sincero, creo que la causa principal
de que hayamos quedado bien es que Mary
Elizabeth ha empezado a salir con uno de los
amigos de Craig. Se llama Peter y va a la
universidad, con lo que Mary Elizabeth está
feliz. En la fiesta en el apartamento de Craig oí
por casualidad que le decía a Alice que estaba
mucho más contenta con Peter porque tenía
«sus propias opiniones» y mantenían debates.
Dijo que yo era muy dulce y comprensivo, pero
que nuestra relación era demasiado
unidireccional. Ella quería una persona que
estuviera más abierta a la discusión y que no
necesitara que le dieran permiso para hablar.
Me entraron ganas de reír. O quizá de
enfadarme. O quizá de encogerme de hombros
por lo rara que es la gente, y sobre todo yo. Pero
estaba en una fiesta con mis amigos, así que
tampoco le di mucha importancia. Solamente
bebí, porque me pareció que ya era el momento
de dejar de fumar tanta hierba.
Lo que provocó la tensión aquella noche fue
que Patrick oficialmente dejó el papel de
Frank’N Furter en la obra. Dijo que no quería
volver a hacerlo... nunca. Así que se sentó y vio
el espectáculo entre el público conmigo, y dijo
cosas que me dolió escuchar, porque Patrick
normalmente no es infeliz.
—¿Has pensado alguna vez, Charlie, que
nuestro grupo es igual que cualquier otro
grupo, como el del equipo de fútbol? ¿Y que lo
único que verdaderamente nos distingue es la
ropa que llevamos y por qué la llevamos?
—¿Sí? —pregunté. Y hubo una pausa.
—Bueno, creo que todo son gilipolleces.
Y lo decía en serio. Era duro ver que
hablaba tan en serio.
Un tío que yo no conocía de nada hizo el
papel de Frank ’N Furter. Había sido el
sustituto de Patrick durante mucho tiempo, y
ahora tenía su oportunidad. Era muy bueno,
también. No tan bueno como Patrick, pero muy
bueno.

Con mucho cariño,
Charlie.

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